La despedida de Carl Cox

Un control, dos controles, tres... champagne. Así se llega al hombre que lo inició todo. Así lo conocen los que llegaron al mundo de los DJs en Ibiza. Aquí le llaman The Creator, como el documental que han preparado de él. Carl Cox(Barbados, 29 de julio de 1962) ríe a mandíbula batiente. En una mansión con guardias de seguridad que vigilan cada movimiento. Carl es enorme en todos los sentidos. Ahora, en su retiro, ha decidido despedirse como mentor de las futuras generaciones. Es el maestro estelar de la #BurnResidency, el mayor concurso de DJs del planeta, una suerte de X Factor de la música electrónica con 100.000 euros de premio y con más de 10.000 participantes. Esta residencia de dos plantas y varios miles de metros cuadrados de parcela es la sede. Uno de sus mejores exalumnos, el canario Javier García Ramos, alias Javi Row, ganador de la edición de 2014, asesor de esta edición, quien ha compartido escenario con Cox, describe así al gigante de Barbados: "Es el rey del techno. Una leyenda viva".

Lo cierto es que con Cox se inició el fenómeno del pinchadiscos global, un hito que ha hecho que gente como David Ghetta o Calvin Harris facturen decenas de millones de euros, cientos de miles por una hora. Sin embargo, él sigue igual de amable y cercano que cuando llegó a Ibiza en 1985 y ni siquiera aspiraba a ser una estrella. Se enamoró de la isla y decidió volver. Eran los tiempos en que sólo para acudir a un rave uno tenía que indagar e indagar, casi como buscando un dealer. De allí pasó a ser nombrado el mejor del orbe. Era antes de los fenómenos de discotecas como Ushuaia y Pachá que llegan acobrar hoy 80 euros para entrar (sin copa), 13 euros la cerveza (ni en los locales más cool de París). Y allí está Cox, en su enormidad, pinchando en Space, su casa, la que deja este año. El local pasa a manos del exministro Abel Matutes y su casa matriz Ushuaia.

Carl decide partir. "No volveré a moverme por dinero. Si Pepe [Rosello, dueño de Space y amigo] no está allí yo no estoy allí. Crecimos juntos, hemos estado todo el camino juntos y vamos a terminar juntos. Y estoy muy feliz. Nos llevamos eso, el estatus de leyendas por lo que ocurría en Space cuando estuvimos allí. Nadie más puede emular eso. No es posible", soltó a FCINCO cuando se anunció su "fuga". Conversamos con él pensando en su retiro dorado, en su futuro, en sus recuerdos... En su legado. Está en esta mansión secreta donde enseña a los chicos porque es "algo único en el mundo y muy positivo", afirma orgulloso.

P: ¿Es ya tu despedida?

R. Es cierto que es mi última temporada en Space Ibiza. Es una situación que está fuera de mi control. Pepe lleva 27 años aquí. Él es mi familia, mi padre espiritual. Tiene ya 80 años y le toca poner el cierre a su proyecto... Allí se dio inicio a la historia, pasé los mejores años de mi vida y ahora vamos a tocar los beats finales.

P: ¿Estas clases en la residencia de DJs es parte de tu legado? Le enseñas a los chicos lo que han de saber para estar en este negocio, que hoy mueve millones...

R: Nunca nos dimos cuenta de lo que pasaba, del impacto del DJ residente. Esto creció y creció. Llegamos aquí cuando apenas había movimiento electrónico, con fiestas secretas... Hoy podemos seleccionar gente desde Taiwan, que saben quiénes estamos por aquí (la selección para estar entre el puñado de muchachos que reciben sus clases supera los 5.000 DJs de todo el mundo). Y todos ellos saben lo que es Space y lo sabrán por años.

P. ¿Cuál es la vida después de Ibiza?

R: Hay proyectos en distintas partes del planeta. Pero no puedo especificar cuál es el siguiente paso... Por ahora solo quiero seguir disfrutando mi vida.

P: ¿Qué ha pasado con este lugar? Esta isla es el mejor lugar para usted para vivir. ¿Los políticos?

R: Ibiza tiene problemas. Es pequeña y no deben atacar solo a un pequeño sector. Se ha de revisar los impuestos. Como sabes los clubes y los pubs han sido investigados... Se ha visto en las noticias (hubo una operación contra el fraude fiscal donde se intervino Space y Privilege). Debe tener consecuencias para que todo vaya mejor en el futuro.

P: Haga un balance del pasado al presente...

R: Aquí esto comenzó con la Ibiza hippie, con la idea de un mundo libre, mentes abiertas. Se pasó a un mundo de dinero, de jets, de consumidores con ganas de gastar... Es un fenómeno que entiendo que políticamente se debe controlar.

P: Y se ha pasado de ese tiempo de las celebraciones clandestinas a pagar 80 euros de entrada... La gente con salarios normales no puede disfrutar de vuestro talento.

R: Tratamos de luchar contra eso. En Space ayudamos con entradas mucho más baratas, otras a mitad de precio. E incluso hacemos sesiones gratuitas. Damos además oportunidades a los jóvenes DJs y hacemos cantera.

P: Pero se acaba Space. Hay DJs que dicen que el sueño de Ibiza comenzó con usted y termina con usted...

R: (Risas) Ha sido y es una gran responsabilidad. Volveré pronto. He tocado en muchos sitios y por décadas años aquí. Esto es constancia. Es una historia de pasión. Al final del día se ve que es, además, una de éxito. Solo he seguido la idea de que amo Ibiza, amo a su gente, amo la música.

En Platja d'en Bossa ya le echan de menos. Cada concierto se asume con halo de adiós. "Carl Cox es referencia en la música electrónica, símbolo de Ibiza con sus 15 años de residencia en Space. Domina todos los estilos, no solo techno, sino también house y ritmos más funky. Cuando lo conoces en persona impresiona lo humilde y cercano que es. Es un tipo muy divertido", comenta de su mentor el navarro Daniel Vicente, un ingeniero pinchadiscos participante de la #BurnResidency 2016. "Es muy sensato, amable y de mente abierta. Apasionado. Honesto...", completa la noruega Natalia Barbin, concursante también... El de Barbados se acomoda el reloj sin mirar la hora. Lanza una carcajada ante la mueca de uno de su grupo de seguridad. Es tan afable que corre el rumor que sus guardaespaldas solo están para que pueda caminar entre tantas solicitudes de selfies, los autógrafos de la generación Nintendo Go. Ya que le es imposible decir que no al cariño de un fan. Su modo de agradecer lo vivido.